MARIA, SAGRARIO VIVIENTE DEL DIOS UNO Y TRINO

 

Apocalipsis Adelantado

Dice Nuestra Madre Santísima:

Muy pronto comenzará la gran abominación y mi Hijo será profanado y ultrajado en sus Sagrarios y no vais a poder encontrarlo en sus Tabernáculos.

La iglesia está siendo atacada desde el interior por un gran número de purpurados que buscan reformarla con ideologías contrarias al evangelio de mi Hijo. Orad hijitos por los cardenales, obispos y teólogos  Bávaros porque muchos quieren que se acabe  el celibato y se establezca el sacerdocio para las mujeres y la comunión para los protestantes casados con católicos. Piden reformas que van en contra de la moral de la iglesia y si esto se llegara a dar,  se crearía una gran división en su interior. El cisma está por comenzar, ya la chispa está encendida; todo terminará en una gran división que hará perder la fe a millones de almas.

Dice Jesús Nuestro Señor:

Se acercan los días de la gran abominación donde ya no estaré con vosotros en el silencio de mis Sagrarios; venid a visitarme y a consolarme porque me siento muy triste y solitario; no paséis de largo por mis casas, entrad porque os estoy esperando, quiero transformar vuestras vidas y daros mi bendición. Venid y cenad conmigo para que estéis fortalecidos en el cuerpo, alma y espíritu; pronto, nuevamente mis casas serán cerradas, mis Tabernáculos profanados y mi Divinidad pisoteada y mancillada por los hijos de la oscuridad. Venid y platiquemos juntos, apresuraos, no tardéis y como los discípulos de Emaús, decid también vosotros: Señor, quédate con nosotros porque la tarde está feneciendo y la noche está que llega.

Pero no os dejaré solos, me encontraréis en el Sagrario de mi Madre. Ella es el puente que os comunicará conmigo.


Dice la virgen María:

En los tiempos de la gran abominación, Yo seré el Sagrario donde  encontraréis a mi Hijo.. El rezo de mi Santo Rosario os abrirá la puerta de mi tabernáculo para que lo adoréis, Yo soy el Sagrario viviente, acudid a mí y después del Santo Rosario, haced la comunión espiritual y decid así:

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, Sagrario viviente del Dios Uno y Trino, dadnos a tu Hijo Jesús, el fruto bendito y ruega por nosotros tan pecadores.

 

Ángeles de Eucaristía bajarán del Cielo y os darán espiritualmente la comunión para que fortalecidos en el Espíritu estéis y podáis sobrellevar estos días de aflicción.

El Cielo no os abandonará: Yo, vuestra Madre, Seré el puente que os comunicará con mi Hijo; el Sagrario de mi vientre os abriré para que espiritualmente lo adoréis. Mi presencia en aquellos días será más notoria, me dejaré ver por muchos de mis hijos para que vuestra fe se fortalezca y así, demos inicio al triunfo de mi Inmaculado Corazón.