SALVACIÓN DEL CUERPO Y
PERDICIÓN DEL ALMA
Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María
hablan a la humanidad:
El hombre tiene que llegar a comprender que no es
solo carne sino más que la carne: Es alma y espíritu y posee las facultades
para ascender y adentrarse en el conocimiento de sí mismo, de su verdad
interior y de su injerencia en la
Creación. Son llamados a mantener esa conciencia
de que son cuerpo, alma y espíritu y tienen como finalidad salvar el alma; conciencia de que poseen alma y sin
ella, el cuerpo no sería cuerpo ya que el alma infunde vida; conciencia de que poseen espíritu y que
tienen que vivir en una continua correspondencia de amor a la Trinidad Sacrosanta, e igualmente, conciencia de que no pueden caminar solos para alcanzar la salvación y no
perder la vida eterna:
Si
viven dentro de la alegría de reconocer en sus hermanos Mi Presencia y
constantemente viven con el anhelo de no sentir el peso de la obra que les ha
sido encomendada, lograrán mantenerse en unión Conmigo.
La poca educación espiritual de Mi pueblo centra a
Mis hijos en su cuerpo físico, entregándose a horas de entrenamiento para
poseer una mejor figura, logrando que el cuerpo sea endiosado por la humanidad
y le rindan culto. ¡Cuánto se ha abocado el hombre en cuidar su cuerpo, cuánto
ha llegado a idolatrar el cuerpo! ¿Qué es el cuerpo sin el alma? Han olvidado que poseen alma y espíritu y sin
ellos, la carne, carne es. ¡Qué gran ofensa cometen en éste instante! Deberían
procurar el bien y el crecimiento del alma y la nulidad total del “ego” del
hombre… Creen que el alma es solo una parte inmaterial del hombre, pero el alma
es más que eso:
Sin el alma no hay vida, aunque en ella se aloja
esa naturaleza de la concupiscencia del hombre que la domina con su voluntad, consumiéndola por sus vicios
y pasiones; por su querer, el hombre engrandece su “ego” continuamente para ser admirado,
no le anima el bien sino el mal, vive de resentimientos, de deseos de venganza
que ennegrece su alma.
Cuerpo,
alma y espíritu tienen que ser uno; la concordancia entre ellos sublima a la criatura humana y le transforma para que cumpla su
verdadera misión en la tierra: Ser Mi hijo en plenitud. Pero el cuerpo camina
por una senda diferente a la senda del
alma y del espíritu y esto no es la verdad de vivir en Mi Voluntad; quien se
mantiene viviendo de esa forma no llegará a alcanzar la plenitud para fusionarse
a Mí.
La
mala relación entre cuerpo, alma y espíritu ha causado que la
humanidad viva en el caos que le lleva hacia la autodestrucción. Se conocen a
sí mismos, como un cuerpo que posee facultades, sin descubrir el alma, sin
desear alcanzar el espíritu; se limitan a sí mismos viviendo de la mente, el
pensamiento y el corazón, siendo así muy humanos y poco espirituales; se han
arraigado totalmente a lo mundano impidiendo que Mi Luz Divina les inunde con
la sabiduría de Mi Espíritu Santo, deteniendo así el verdadero conocimiento que
no lo puede vivir el hombre a plenitud si no se unifica con el espíritu para que lo mundano no lo contamine. Mi Espíritu da al hombre lo que el hombre
libremente, se dispone a recibir.
El espíritu humano se mantiene unido a Mí e informa
a Mi Santo Espíritu del caminar del hombre; en Mi Voluntad, el alma se
encuentra ligada al hombre y a su caminar en el mundo; debido a ello, les
solicito que se mantengan en alerta
espiritual.
Éste momento es incierto para Mi pueblo, no por Mi
Voluntad sino por la voluntad humana que ha logrado adentrarse en lo que no
concierne al espíritu, sino totalmente a la carne y al pecado en todas sus
formas. La humanidad no es consciente de cuán peligroso es perder el alma
sometiéndola a los deseos desmedidos de la carne: Miro varones conviviendo con varias mujeres satisfaciendo instintos
detestables ante Mí; miro varones con varones y mujeres con mujeres.
Ustedes hijos, poseen
tecnología, avances en todos los campos de la ciencia y aun así, continúan sin
conocer cómo salvar el alma. ¡Anhelen el silencio para encontrarse Conmigo,
deseen adentrarse en Mí; cada uno que lea ésta, Mi Palabra, examínese y tenga
la certeza de que ante Mí, no lograrán ocultar los actos indebidos!
Algunos de Mis hijos descartan perder sus
posesiones materiales o la vida cifrando sus esperanzas en Mi Protección, pero
están equivocados pues el amparo del Cielo es espiritual, es para que salven el
alma si así lo desean.
Éste es el tiempo anunciado en el que el enemigo del
hombre está lanzando sus dardos incendiarios y venenosos para enfermarles el
corazón, cegarles y presentarse como el gran salvador, el esperado, ante una
humanidad confundida por haber sacado a Dios de su corazón.
El mal se presenta de mil formas y solo el discernimiento les llevará a tomar el
sendero correcto.
Una criatura contaminada no solo en el cuerpo sino en
espíritu, es una criatura totalmente vulnerable a la maldad y a ser utilizada
para el mal: En éste instante, el hombre se ha adherido a la maldad y ésta le
provee de elementos que necesita
para continuar en la lucha en Mi contra, elementos
dañinos para que comprometan la salvación del alma, elementos que no enseñan la trascendencia del alma en la criatura
humana, que imponen las sensaciones momentáneas y se rebelan contra el amor,
que guardan en la mente lo que es nauseabundo para el alma para que ésta no
tenga la mínima noticia de Mí.
Toda la humanidad necesita ser iluminada en la razón; en éste instante, la razón no logra filtrar la malignidad que le llega generada por el
mismo hombre y cuanto le rodea; a ello se debe que al alma le sea difícil guiar
al cuerpo que posee voluntad débil
pues olvida pronto y no les es grato retener lo que les exijo para poder actuar
a su antojo; no piensan en la salvación del alma, la mantienen oprimida para
que no les lleve a percibir ni un solo sentimiento ante la ausencia de los
actos buenos.
Tomen consciencia de sus obras y actos, el pecado
continuo es gravísimo para el alma; el
pecado, pecado es y si continúan sin arrepentirse, ese pecado les privará
de la gloria eterna. Quienes prefieren
salvar el cuerpo y perder el alma, padecerán los horrores de ésta elección,
cuando forzados por el mal, deban ser la mano que se levanta en contra de sus
propios familiares.