LA SOLEDAD QUE CARCOME EL ALMA…

 

LA SOLEDAD QUE CARCOME EL ALMA

 

¡FORMAN PARTE DE UN GRAN UNIVERSO!

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo para la humanidad:

 

Cuando la criatura humana mantiene todo ordenado en Mi Voluntad, Yo Me gozo en ello, pero ésta generación, que se ha entregado a la locura del mal y ha usurpado los estados más álgidos de la relación espiritual con Nuestra Casa, cayó en la mayor bajeza y se ha minimizado a sí misma al tomar la ira  como revancha, como forma de castigo de unos hacia otros, introduciendo como normal los sentimientos de rencor, de traición y de furia, con lo que no detiene a quienes desean actuar brutalmente, incrementándose en ésta forma en la humanidad, el estado de desamor y de causarse daño.

 

ADQUISICIÓN DE LA VIOLENCIA:

 

El mal ha estado presente persiguiendo al hombre para llevarlo a lo más bajo que pueda, no tiene compasión y arrastra a quienes toma hasta llevarlos lejos de Mí… ¡Ustedes, Mis hijos, tienen que ser amor y lo demás, Yo lo daré por añadidura!... El amor es la miel que Mis hijos gustan en los instantes en que necesitan de Mí.

 

Cada uno tiene que ser portador de paz, sembrador de Mi Amor y compartir con sus hermanos la caridad para que Mis atributos sean acogidos por todos. La violencia no es algo que posee el hombre desde que nace, la van aprendiendo con el crecimiento en el medio en que se desenvuelven y en ocasiones, contagia a criaturas poco ecuánimes, de voluntad débil, las que son como la veleta de un bote… Solo que el mal llega hasta donde el hombre lo permite… ¡Tomen consciencia de ello!

 

Y es que la violencia ha surgido convirtiéndose en parte del cotidiano vivir del ser  humano, ha surgido por el desamor, por la incomprensión, por el desconocimiento, por el deseo, por la pertenencia, por la ubicación, por los lugares: Si existe algo que se apega a los hombres y solo pocos saben enfrentar, algo que cada instante irrumpe en el orden establecido y lleva al caos es la ira.

 

¡MI AMOR ES LUZ, ES TODO!

 

Las emociones no son malas, pero sí son las que desordenan y llevan al hombre a no ser parte de Mi Amor ni de todo cuanto él contiene… Mi Amor no desordena, es Luz, no sombra, es caridad, no rencor, es esperanza, no desaliento… ¡Mi Amor es todo!... Solo que el desorden del hombre, el amor desordenado, la autocompasión, la falta de caridad y el corazón endurecido, desordena todo a su alrededor y las criaturas adheridas en éstos imperfectos, respiran algo en particular que las caracteriza y es la individualidad con sus derivados como son el desamor, la indiferencia y la soledad, algo que es común en lo mundano  con  lo que se corre el riesgo de alejarse de Mí debido precisamente a ésa individualidad predominante en ellas.

 

SOLEDAD QUE CARCOME EL ALMA:

 

¡Tomen consciencia de que son uno en común, de que forman parte de un gran universo y de  que tienen, con base en esto, una responsabilidad que les conduce a vivir en Mí lo que desean para el hermano!... Solo que ustedes dan es la impresión de mantenerse enfermos, pero no del cuerpo sino del espíritu pues desconocen la fraternidad y la caridad… Viven de la autocompasión y no de la compasión, lo que no les permite experimentar el dolor ajeno, del hermano, pero sí, vivir de la soberbia y de la envidia con un corazón vacío de afectos… Y es que la soledad les carcome el alma   y cuando al reaccionar, tratan de adentrarse en Mí y de inmediato, sus mentes vuelan y no se sosiegan, no logrando retenerme en ellas.

 

LOS DOS TIPOS DE PERSONA Y EL HECHO DE DESCONOCERME.

 

Con lo expuesto, pueden clasificar en ustedes, Mis hijos, dos tipos de persona: Una de baja y otra de gran estatura, donde la primera tiende a distinguirse en medio de todos al no encontrarse conforme con lo que posee y tener que hurgar en todo para enterarse de cuanto sucede, elevando su voz para ser escuchada porque en su interior se encuentra vacía; su corazón arde de soberbia, de envidia y aunque dice vivir de lo espiritual, no es cierto pues Me desconoce. Por su parte, la de gran estatura, desea mantener el control de cuanto sucede a su alrededor y con su presencia sobresale, lo cual no es suficiente para alcanzar sus propósitos ya que busca más y más:

 

Vive entonces pendiente de sus hermanos, pero no por amor sino para alimentarse de la crítica pues su corazón arde de soberbia y de envidia… No ama verdaderamente y, aunque pareciera orar en todo instante, no es así, Me desconoce pues se eleva y cae… ¡He aquí dos tipos de persona con grandes diferencias y semejanzas!...  Y aunque unas puedan ser gruesas o delgadas, pálidas, enfermas o moribundas dentro de ésta clasificación, todas poseen algo en común y es el mantener escondido en lo profundo del corazón, el hecho de desconocerme.