Dinero mundano y perecedero:
“No atesoréis aquí en la
tierra donde la polilla y el orín corroen, donde los ladrones socavan y roban.
Atesorad más bien el cielo, donde mi la polilla ni el orín corroen, ni los
ladrones socavan y roban, porque dónde está tu tesoro, allí también está tu
corazón.”
Jesús Nuestro Señor dice:
“Solamente por el dinero
mundano y perecedero escogiste traicionar a tu Señor y entregarme a esos
hombres crueles para que me crucificaran.”
“Cuán terrible será todo para
aquellos que traicionan al hijo del hombre y lo entregan a hombres pecadores
para ser crucificado. Mira cuán lamentable van a la eternidad a sufrir por
siempre.”
“Aún, entre los sacerdotes de
mi corazón, hay muchos Judas que prefieren los bienes terrenales al cambio de
su Señor. Esto me causa mucho dolor, porque están haciendo de la casa de mi
Padre, un mercado. Mi Padre está grandemente molesto. ¡Miren bien como ustedes
me están sacando de mi Santo templo!”
“Yo soy aquel a quien ustedes
están traicionando, solamente por cosas terrenales. Ya que todas esas cosas por
las que estás trabajando serán destruidas por el fuego ¿Por qué estás
trabajando en vano?
“¡Regresen a mi hijos míos.
Tengan misericordia de quien vino a salvarlos. Que mis sacerdotes regresen a
mí!”
¿Traicionas? ¿Engañas?
¿Mientes? ¿Robas? ¿Matas? …
¿Te estás convirtiendo en el Judas
de este último tiempo?
“¡Cada vez que pecamos, cada
vez que traicionamos al amigo, al Hermano, crucificamos una vez más al Señor.
Lo que hacemos de malo con el prójimo, se lo estamos haciendo a Dios!”
“Tuve hambre y no me disteis
de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me
hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me
visitasteis. Cada vez que no lo hicisteis con uno de estos, los humildes,
tampoco lo hicisteis conmigo.”
Dios es el dueño supremo de
la vida y de todas las cosas qué hay sobre la faz de la tierra De Dios es el
mundo y su plenitud; el mundo y los que en él habitan. Todo lo que recibimos,
proviene de Dios:
“Mío es el oro y plata”. Nosotros simplemente somos administradores de
las cosas de Dios y de ello rendiremos
cuentas. El que es honrado en lo poco, lo será en lo mucho.
“El amor al dinero es raíz de
todos los males, el cual, codiciando, algunos se extraviaron de la fe y fueron
traspasados por muchos dolores. No es malo ser rico, pero sí es malo amar el
dinero; el que ama el dinero jamás se saciará. ¡qué locura pensar que el dinero
produce felicidad! No es malo ser pobre, pero sí, gastar el dinero en cosas
triviales.”
“Ninguno puede servir a dos
Señores porque, o aborrecerá al uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y
despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.”
“Hay que ser sabios, ahorrar
pero no atesorar, gastar con discreción y control, usar los recursos propios
para ayudar a otros con discernimiento; la generosidad es importante; dar nos
hace realmente libres, mientras que acaparar, nos hace prisioneros.”
“Dar cambia la vida de otros,
dar regresa la vida de otros, dar regresa las bendiciones. Dar nos permite
acumular tesoros en los cielos y no y en la tierra.”
“El que toma prestado es siervo
del que presta. Se apresura a ser rico el avaro y no sabe que le ha de venir la pobreza.
Debemos estar contentos con
las cosas presentes, con lo que tenemos porque Dios dice: nunca te dejaré,
jamás te abandonaré”
La riqueza no es siempre
sinónimo de bendición: “Más vale tener poco con temor del Señor, que muchas
riquezas con grandes angustias. La vida de una persona no depende de la
abundancia de sus bienes.”
“La obsesión al dinero puede
separar amigos y familiares. No arruines tu salud por dinero. La familia vale
más que el dinero.”
“El que confía en sus
riquezas, el mismo caerá, pero justamente, como follaje reverdecerán los
justos.”
El dinero y el favoritismo:
“Al pobre los desprecian hasta sus compañeros, pero el rico tiene muchos
amigos.”
“Dios Uno y Trino: “Aleja de
mi la falsedad, la mentira; no me des pobreza ni riqueza, sólo el pan de cada
día.”