NAVIDAD NOSTÁLGICA

 

NAVIDAD NOSTÁLGICA

Por el desastre que produce la pandemia – que el mismo hombre creó – pero sin perder la esperanza que origina el nacimiento espiritual de la segunda persona de la Divinidad de Dios, el Divino, Manso, Humilde, Inmaculado y Misericordioso Cordero de Dios, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, Dios y Hombre.

 

NUESTRO SEÑOR JESÚS

 

Celebramos su nacimiento y recordamos su misión, así como la forma como fue recibido por su propio pueblo:

·         Viniste al mundo para redimir a tu pueblo y fuiste tratado con desprecio y maldad por su rebaño.

·         En lugar de mirarte como rey, te vieron como un enemigo y como depredador, en lugar de redentor.

·         Viniste a los tuyos y no te reconocieron como rey, a tu tierra y un no te conocieron. Supieron de ti y planearon tu muerte. Por medio de ese plan, mataron a muchos inocentes.

·         La bienvenida que recibiste fueron gritos desgarradores y lamentos por parte de las madres de los inocentes asesinados que rehusaron ser consoladas por la muerte de sus hijos.

·         Siendo el rey del más alto linaje, sufriste el éxodo. Naciste a la intemperie y tu cuna, fueron pajas acomodadas que te protegieron un poco del frío de la noche.

·         El Rey de Reyes y Señor de Señores nace en un pesebre de Belén, pesebre que hizo de cuna al recién nacido. ¡dichoso aquel pesebre que dio cobijo al hombre – Dios!” Pesebre, para que el mundo entienda que primero se debe buscar el Reino de Dios y no el bienestar y las cosas perecederas de este mundo.

 

 

Previamente, Dios, Padre Eterno había preparado un tabernáculo Santo para su Hijo unigénito: el vientre de la Santísima Virgen María:

“Bendito sea el vientre que albergó al único Hijo de Dios.”

¡Bendita tú María por aceptar ser la Madre del Salvador!

¡Bendita tu María por adoptarnos como tus hijos!

¡Bendita tu María por ser la Madre de la humanidad!

 

Recordamos igualmente María, tus virtudes y enseñanzas para que se crezca en el Amor Santo, se aumente en santidad y en el ejercicio de las virtudes tan queridas por Jesús:

Fe, esperanza, caridad, humildad, pureza perseverancia, obediencia, gratitud, sencillez, sabiduría, desprendimiento, amor, confianza, simplicidad, bondad, candor, presencia de Dios, serenidad, divina voluntad, veracidad, castidad, paz, fidelidad, discreción, dominio propio, paciencia, sufrimiento, santidad, oración, silencio, rectitud y sacrificio.

 

¡Oh María Madre Santa!

 

·         Guardaste serenidad en la anunciación y encarnación del hijo de Dios. Te abandonaste en sus brazos y seguiste tu camino.

·         Desde el mismo instante, desde el mismo momento que el Ángel Gabriel te anunció la encarnación del Hijo de Dios, sufriste conservar tu FIAT, supiste mantenerte en tu palabra. No dudaste ni un solo momento del amor misericordioso de Dios, de su protección divina y de la filiación que ÉL había hecho contigo  humilde esclava del Señor (fidelidad).

·         Desde el anuncio de tu maternidad te donaste sin reservas a la voluntad de Dios.

·         Guardaste serenidad en la búsqueda de posada en Belén, no te desesperaste. Confiaste en Dios, te pusiste en sus venerables manos.

·         En fe aceptaste el anuncio que te hizo el ángel Gabriel.

·         En fe no te detuviste a pensar en el que dirían las gentes de ti.

·         En fe aceptaste el misterio de la corredención que daba inicio al decir sí, al aceptar ser la Madre del redentor.

·         En fe no te cuestionaste el porqué Dios Padre eligió a una mujer de campo, a una sencilla aldeana para ser la Madre del Salvador.

·         En fe tu hijo crecía en tu vientre y le adorabas como tu Dios.

·         En fe huiste a Egipto en la oscuridad de la noche, pero asistidos por los Santos ángeles que los guiaban.

·         En fe nació el hijo de Dios, en una pobreza tal que abrumaba tu corazón, pero confiaste en su Divina voluntad. Porque el verbo encarnado te había sido enviado para que lo cuidases y protegieses.

·         El lujo exagerado te producía malestar, porque pensabas en el momento en que tu hijo Jesús vino al mundo y siendo el Hijo de Dios, no halló donde reclinar la cabeza. (simplicidad).

·         Por amor a la cruz Guardaste en tu corazón la profecía del anciano Simeón. No caminaste en contravía a la voluntad de Dios. Esperaste en paz a que llegase aquel momento (serenidad).

·         “¿Qué hubiese sido de ti si en el momento de la profecía del anciano Simeón, hubieses actuado deliberadamente? ¡hubieses estropeado el plan de Dios!” (Dominio propio).

·         Conservaste discreción en tu vida. En ningún momento te mostrarse como la Madre del Señor, como la Madre del Salvador, como la Madre de Dios.

·         Guardaste silencio frente a las palabras en el momento de la anunciación.

·         Guardaste silencio en el nacimiento de Jesús.

·         Guardaste silencio en muchos de los acontecimientos de la vida sobrenatural de Jesús, Hijo del Altísimo.