JESÚS DICE;
Pasan de largo por mis Casas, se santiguan a las
carreras, son pocos los que vienen a visitarme. ¡Que tristeza siento al ver
como la mayoría de la humanidad me trata con displicencia!
Soy
solo Dios en los momentos difíciles de sus vidas; soy solo Dios para solucionarles
problemas; soy solo Dios en las enfermedades, en los infortunios y en las necesidades. Ahí si vienen, no a
platicar conmigo sino a exigirme que los sane, que los ayude a que cambie su
destino. Otros van más lejos y vienen desesperados a pedirme dinero o cosas
materiales, sin darse cuenta que lo más importante, es la salvación de sus
almas y su vida eterna.
Hoy
me tratan con indiferencia encontrándome en medio de vosotros, pero ¿Qué haréis
entonces cuando lleguen los días de tribulación y ya no podáis encontrarme en
el silencio de mis Sagrarios? Muy pronto llegará la abominación y mis Casas
nuevamente estarán cerradas, mi Culto diario suspendido y mis Tabernáculos
profanados. Hay quienes entran a mis Casas, no a adorarme sino a tomar fotos,
como si mis Casas fueran museos o lugares públicos donde se puede charlar,
criticar y hacer de todo, menos orar. Hoy os negáis a visitarme y consolarme,
supuestamente para no contagiaros, olvidando que el poder de la oración de mi pueblo no contamina. Por el contrario,
sana y libera y que la fe y la oración de mi pueblo fiel es el mejor antídoto para cualquier virus o pandemia, pero mañana, os lamentaréis: seréis
vosotros los que me llamaréis a gritos pidiéndome consuelo, pero será en vano,
porque ya no me encontraréis. La
apostasía va en aumento, la fe se está muriendo en el corazón de muchos
hombres.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL DICE:
Habéis sido advertidos para que os preparéis frente
a los que llega y lo que llegará con la tribulación;
no estáis abandonados a la desventura, pero es necesaria la fe firme y el Amor a Dios, presente en cada
criatura, para que no se sientan amenazados por los anuncios de la Casa Paterna
sino prevenidos por el Amor.
Es
necesaria la fe y la entrega sin medida a Nuestro Rey y Señor Jesucristo;
es necesario el silencio para escuchar
al Santo Espíritu Divino que nos asiste ante quienes alteran la Palabra
Divina, ante quienes hacen de los templos casas de víboras y de lujuria y ante quienes cierran los templos para que
los fieles se sientan a ciegas.
Un conocimiento dado al pueblo de Dios resulta
indispensable para forjar criaturas de fe
firme y preparadas para enfrentar lo que avanza y se extiende por toda la
tierra: “Los vientos del mal derriban al
hombre bueno, enloquecen a la humanidad derrumbando la economía mundial y
resalta al inicuo, ofreciendo estabilidad económica a los hombres con una sola
religión, un único gobierno, una única moneda.” El anticristo actúa en
concordancia con los poderes de la tierra, preparando su presentación mundial; la carencia de fe le facilita ser
acogido sin dificultad.
Dios
Uno y Trino no abandona a su pueblo, pero respeta vuestro libre albedrío y por ello,
permite que cuanto ha sido anunciado, suceda, como son la impiedad, las
herejías, los irrespetos a cuanto
representa Dios, los sacrilegios, las persecuciones venideras, las pestes, las
plagas, la guerra, las hambrunas, los grandes terremotos y los efectos de la
naturaleza.
TIBIEZA ESPIRITUAL
Dice Jesús Nuestro Señor:
O sois fríos o sois calientes hijos de doble ánimo.
¿A quién servís, a Dios, al mundo y sus placeres o al demonio? El seol está lleno de millones de vosotros
que los sorprendió la muerte sin definirse.
Tibios
de corazón: Para llegar al Cielo debéis caminar por el calvario llevando vuestras
cruces; sin sufrimiento no hay purificación; recoged vuestras cruces y caminad
conmigo llevando su pasión, solo así, podéis alcanzar el gozo de la vida
eterna.
La vida en éste mundo es corta, pasa como un sueño,
es un soplo, sois sombra y polvo, lengua y vanidad; hoy estáis, mañana ya no
estáis. La verdadera vida se halla en el Reino
de mi Padre, preocupaos por la salvación de vuestras almas. Muchos no
quieren cambiar, asisten a mis Casas por estos días de pandemia, se dan golpes de pecho para aparentar que son hombres
piadosos, pero no es así, son tibios de
corazón que por estos días hacen mil promesas, pero se resisten a cambiar;
igualmente ocurre durante Mi Semana
Mayor, pasa la semana y vuelven
a su camino de pecado y de apego a las cosas de éste mundo. Muchos de los que dicen ser mis familiares,
andan también en tibieza espiritual. ¡Que tristeza!