FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
(15 DE AGOSTO)
LAS BENDICIONES ABUNDANTES DEL CIELO
Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Santísima Madre hablan
a sus hijos:
Mi
Madre, adoradora de Nuestra Trinidad, Amadora de sus hijos, es y será por toda
la Eternidad La Reina y Madre de todo lo creado. Mi Madre es merecedora de todos los títulos que
Nuestra Voluntad Divina le adjudique. Por Voluntad del Padre, Me concedió su
vientre virginal por Casa y crecer en su Amor, para que a través de Mi Madre,
Yo les ame con infinito amor.
Necesito
que den a Mi Madre el honor que todas las creaturas deben rendirle. Nuestra
Trinidad le ha asignado varias advocaciones por el mundo, pero ante la grandeza
de éste instante, en que Mi Pueblo debe continuar siendo fiel y amante de la
obediencia con amor a Mi Madre, mujer de fe, entrega, obediencia, que no
descansa alertando a Mi Pueblo, como fiel discípula, Nuestra Trinidad le
concede el título de REINA Y MADRE DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, para que la humanidad reconozca en
ella a la mujer que vencerá al mal y
aplastará la cabeza de la serpiente infernal y la encadenará para que no vuelva
a seducir a los hombres.
Soy La Reina y Madre de los últimos tiempos y les continúo conduciendo hacia Mi
Hijo para que no se pierdan, sino sean fieles al cumplimiento de los
Mandamientos y a las enseñanzas de Mi Hijo.
Fui
llevada en cuerpo, alma y espíritu por los ángeles a la Gloria de Dios. Gran
gozo hay en el Reino de Mi Padre al celebrar una vez más MI Gloriosa
Asunción, es un día muy especial
en el Cielo. Ángeles y Almas Bienaventuradas corean Mi Nombre, alaban la Gloria
de Dios, Dan gracias al Altísimo por ésta, su humilde esclava y el Cielo se dona en bendiciones para
todas las almas y criaturas:
La
Creación de Mi Padre es bendecida por La fiesta de Mi Asunción y millones de almas, por la gracia
de Dios y en honor a Su humilde esclava, suben al Cielo; todas las almas del
purgatorio son movidas, unas suben a la Gloria Eterna, otras son llevadas a
lugares donde la purificación es más llevadera y las almas del tercer
purgatorio reciben un descanso.
Por Mi Gloriosa
Asunción, todas las almas en el
Cielo, en compañía de los ángeles, celebran con especial gozo y las bendiciones fluyen abundantemente
en ésta fecha. Orad por las almas de
vuestros familiares y antepasados y por vuestro árbol genealógico paterno y
materno, para que sea sanado y podáis vosotros y vuestras generaciones ser libradas
de las cadenas intergeneracionales, por la intercesión que hay en el Cielo para
todas las almas en mi Celebración.
Asistid
a la Santa Eucaristía y participad del banquete del Cordero Divino, rezad con
fervor Mi Santo Rosario, orad por las intenciones del Papa y recibiréis una
indulgencia plenaria que os servirá para borrar muchos de vuestros pecados.
Podéis también ofrecerla por el descanso eterno de las benditas almas del
purgatorio, especialmente por aquellas que están más necesitadas de la
Misericordia de Dios.
Hago
un llamado urgente a Mi Ejército militante, a Mis Legionarios y consagrados y
al mundo católico en general, para que con motivo de Mi Celebración, en la
fecha señalada, se lleve a cabo una gran jornada de oración, ayuno y penitencia
a nivel mundial, pues la Iglesia de Mi Hijo está próxima a pasar una gran
prueba que moverá sus cimientos, pero no la derrumbará. Unidos en oración,
pidamos al PADRE por el Papa Francisco y Benedicto y por el
fortalecimiento de la Iglesia para que ésta pueda salir victoriosa de la prueba
que se le avecina.
Regaladme
muchas rosas, rezad Mi Santo Rosario, cantadme el Salve Mater y uníos en
oración con vuestra Madre, con los ángeles y almas bienaventuradas, para que
todos juntos, alabemos la Gloria de Dios.