Dios Uno y Trino,
Padre De la Humanidad, la Santísima Virgen María, Madre
De la Humanidad y San
Miguel Arcángel dicen:
No sean como los letrados que
con facilidad dicen las palabras que no nacen del corazón, sino aquellos que
dan testimonio y a la vez se mantienen actuando para el bien de sus hermanos;
no se guíen por el querer humano sino por el querer Divino.
Quien no es humilde es soberbio
y el soberbio debe doblegarse hasta aprender a ser humilde y cumplir en
obediencia lo que Mi Hijo exige a quien desea seguirle como un verdadero
discípulo. Mis apóstoles de los últimos tiempos serán bendición para sus hermanos,
serán humildes y sencillos de corazón.
Los apóstoles de los últimos tiempos
no son un grupo seleccionado, sino aquellas criaturas humanas que se convierten
en la Voluntad Trinitaria, que son cumplidores de Mi Ley y ayudan a los
hermanos con Mi mismo Amor y Mi misma caridad, perdón, fe, esperanza y oración,
a una decidida consistencia del cumplimiento de los propósitos con que se
deciden superarse en el espíritu y continúan aún en medio de las fatigas, de las
tentaciones, de las calumnias y de las tormentas.
Cada uno en su estado de vida
debe ser testimonio para sus hermanos. Prediquen con la Verdad de Mi Palabra,
no la barnicen con respetos humanos, sean apóstoles fieles que unifiquen a Mi
Pueblo, al que reúno de nación en nación para que se reconozcan y se
fortalezcan unos a otros. Sean copias de Mi Hijo, de su paciencia y
fraternidad, de esa entrega Mía a la Voluntad Divina y de ese no querer ocupar
los primeros lugares sino los últimos, siendo apóstoles de Mi Hijo en todo
instante.
Les invito a ser luz, a
continuar con firmeza y sin titubeos, siendo verdaderos apóstoles en estos
últimos instantes para esta generación; sean unión, no se dispersen,
fortalézcanse unos a otros, auxíliense pues en éste instante, el demonio se
abalanza en contra de Mis fieles para probarles. Corrijan lo que les endurece
el corazón y les impide adentrarse en el Misterio de la Trinidad Sacrosanta,
acudan a Nuestra Reina, Ella es la Maestra de los Apóstoles de los últimos
tiempos.
Les mantengo de Mi mano a todos
los que desean que les guíe hacia Mi Hijo, como primera discípula de Mi Hijo.
Él me ha llamado a ser REINA Y MADRE DE LOS APÓSTOLES
DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS.
Hijos Míos, sed dóciles a Mi
llamado, responded con prontitud, mañana quizás os sea demasiado tarde porque
muy pronto se dará el gran Milagro y aparecerá la Señal en el cielo: Soy
Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos que se consagran íntegramente a
Mi servicio como súbditos, como esclavos de Mi Amor Santo, ofreciéndose sin
ninguna reserva. Apóstoles que llevarán en el corazón, el oro de Mi Amor, en el
espíritu el incienso de la oración y en el cuerpo la mirra de la mortificación;
apóstoles que vivirán en plenitud la libertad evangélica, desapegados
totalmente del mundo, pero adheridos totalmente a Dios. Apóstoles que serán
verdaderos discípulos del Señor siguiendo sus ejemplos de pobreza, humildad y
caridad, que tendrán alas plateadas de paloma e irán donde el ESPÍRITU SANTO
les llame.
Apóstoles que se consumen con
tal de dar Gloria a Dios y de contribuir en la salvación de las almas, llenos
del ESPÍRITU SANTO, que batallarán con la Palabra de Dios, que llevarán sobre
sus hombros el Estandarte ensangrentado de la cruz, que aceptarán con amor el
sufrimiento, que abrazarán la cruz del Mártir del Gólgota y caminarán por las
sendas angostas y pedregosas que llevan a un encuentro personal con Jesús,
apóstoles que vivirán a perfección el Evangelio y no según las directrices del
mundo, que llevarán en su mano derecha el crucifijo como señal de entrega a
Jesús crucificado y en su mano izquierda la corona de rosas del Santo Rosario.
Como apóstoles de los últimos
tiempos estáis llamados a predicar el Evangelio con valentía, a perder todo
respeto humano, a mostrar el pecado en toda su dimensión, a rechazar todo
pensamiento que vaya en contra de la sana doctrina que os haga anatemas,
herejes; estáis llamados a ser luz e iluminar con vuestra vida de coherencia,
los ambientes más densos, más oscuros, a formar parte de la iglesia remanente
aferrada a la tradición, asistida y dirigida por el ESPÍRITU SANTO, que vive en
un continuo Pentecostés, a preparar el camino del Señor para su segunda llegada
que está muy próxima, porque de lo contrario, muchas almas se perderán.
Estáis llamados a la Santidad,
a encarnar el Evangelio y a pareceros a Jesucristo, imitándole en todas sus
virtudes. Estáis llamados a transfiguraros en el Tabor de los Sagrarios donde
os encontraréis cara a cara con el Señor, donde me encontraréis adorando a
Dios, presente en la Sagrada Hostia y reparando por los pecados de la
humanidad.
Estáis llamados a identificar
la falsa iglesia de la verdadera iglesia, a permanecer fieles a las enseñanzas
de Jesús sin dejaros confundir y tambalear por vientos fuertes y doctrinas
falaces, estáis llamados a refugiaros en Mi Inmaculado Corazón, refugio seguro
para este tiempo de tribulación.