DICE JESÚS NUESTRO SEÑOR:
Mi
Gloriosa Cruz pronto aparecerá en el firmamento y será
visible en toda la tierra. Toda la humanidad por espacio de siete días con sus
noches podrá contemplar el resplandor de mi gloriosa Cruz del Gólgota. Durante el tiempo que dure mi Gloriosa Cruz en el Cielo, se verán
grandes manifestaciones celestiales; mis ángeles la rodearán y el Cielo se
abrirá para dejaros ver grandes maravillas celestes. Todo aquel que con fe se
postre y ore a mi Cruz, será sanado.
Muchos
enfermos del cuerpo y del alma serán sanados y liberados, habrá un nuevo Pentecostés, muchos hablarán nuevas
lenguas y recibirán dones y carismas de mi Santo Espíritu.
Mi
pueblo se alegrará y alabará la Gloriosa
Cruz de Dios. Habrá muchas conversiones y muchas almas que se encontraban apartadas del redil, se
convertirán y recibirán el bautismo del Espíritu. Muchos Saulos pasarán de ser perseguidores de mi iglesia para convertirse
en mis discípulos de estos últimos tiempos.
Regocijaos
pueblo mío, porque está próxima mi venida, vendré con toda mi Gloria y
Esplendor como Supremo Rey a Reinar a mi rebaño en Mi Nueva y celestial Jerusalén. En mis nuevos cielos y en mi nueva
tierra, espero a mi pueblo purificado; Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis
mi pueblo Elegido. Mi voluntad se hará en los cielos y en la tierra, Mi Gloria
se os manifestará y el resplandor de mi Jerusalén Celestial, os cubrirá. Seréis
seres de luz y vuestro gozo, nada ni nadie os lo arrebatará.
Ánimo,
Rebaño mío, no desfallezcáis, ya falta
poco para que nos reunamos como una sola familia. Preparaos para la llegada de Mi Gloriosa Cruz Y Mi Aviso. Recogeos
en oración y alabad con cánticos y salmos la Gloria de Dios, porque mi Reinado
de paz, amor y misericordia, está por comenzar. Quedad en paz pueblo mío.
Os
regalo pueblo mío ésta oración a mi Gloriosa
Cruz, para que la hagáis desde ahora y podáis recibir los frutos de mi
Misericordia:
¡Oh
gloriosa Cruz de Jesucristo, Cruz del Gólgota, inúndame con tus rayos de luz;
fúndete en mí y dadme las gracias que necesito para la salvación de mi alma.
Libérame Gloriosa Cruz si estoy enfermo en el espíritu, sana mi cuerpo de toda
enfermedad, llévate mis culpas, borra mis pecados y prepárame para el encuentro
con la Gloria de Dios, para que mi paso por la Eternidad sea de gozo eterno.
Amén!
Santa
y Gloriosa Cruz de Jesucristo, libérame;
Santa y Gloriosa Cruz de Jesucristo, sáname; Santa Y Gloriosa cruz de
Jesucristo, santifícame, para que pueda, en mi paso por la Eternidad, ser digno
de presentarme ante la majestad de Dios. Rezad el Yo pecador, Credo y Padre
Nuestro.
NUESTRA SANTÍSIMA MADRE LA VÍRGEN MARÍA DICE:
Acercaos
a la gran ciencia de la cruz. En ella encontraréis los medios para que seáis
fuertes en las pruebas que, aceptadas con amor, os van purificando como a
ángeles.
En
la cruz está el misterio de Jesucristo, misterio que es derrota al imperio de
satanás y triunfo para el Cielo.
Todas
las almas llevan sobre sus hombros la cruz, cruces pesadas o livianas, según
sea la capacidad del alma para sobrellevarla. Si supierais las grandes riquezas
que encierra éste misterio de amor, cargarían con extremo amor la cruz de cada
día, la desearían más que la tierra reseca al agua, más que el bebé a su madre,
más que el pájaro, su libertad para emprender el vuelo, porque en la cruz es
donde mostráis si verdaderamente amáis de corazón a Cristo crucificado.
En
la cruz seguiréis siendo acrisolados y purificados; en la cruz menguáis un poco
el sufrimiento de mi Hijo, en la cruz os hacéis semejantes a Él que soportó con
amor, vejámenes y atropellos. En la cruz masacráis vuestro instinto carnal, en
la cruz morirá vuestro ser terrenal, en la cruz toda partícula del mundo se hará
trizas, en la cruz lo opaco de vuestro corazón se tornará lúcido, en la cruz
ansiaréis el Cielo, Cielo que os espera para daros vuestro premio por haber
hecho de vuestra vida oblación y redención.
El
Corazón de Jesús es herido cuando el alma huye a la cruz o reniega del
sufrimiento. Es mejor sufrir en la tierra y recibir la recompensa en el Cielo,
que disfrutar en el mundo y después, lamentarse por toda la Eternidad.
Para llegar al Cielo debemos pasar primero por cargar la cruz, nuestra cruz y caminar por el calvario de la purificación. Todos, hijos de Dios, debemos morir al pecado y ser purificados para poder entrar al Reino de Dios.
“Una gran señal en el Cielo está por darse, la Cruz de mi Hijo muy pronto aparecerá en el firmamento y el pueblo de Dios caerá en tierra y la adorará, porque es la GLORIOSA CRUZ DEL GÓLGOTA que os anunciará la llegada del Aviso y traerá bendición y sanación a los hombres de buena voluntad.”“El choque de dos asteroides formará la Gloriosa Cruz de mi Hijo. Esta será la gran señal que os anunciará la llegada del Aviso.”