NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y LA VÍRGEN MARÍA
DICEN:
Ustedes se enrumban al final de ésta generación, no al fin del mundo. Se enfrentarán a
todas las pruebas, a los signos de este instante, a las señales con las que les
anuncio que la maldad es más grande que la bondad, que la guerra busca la
posesión y el exterminio de gran parte de la raza humana, que el maltrato al
hombre es causa del dominio de satanás, que el racismo llevará a que resurjan nuevos levantamientos, que la corrupción sea la carta de presentación
de los que se mantienen en el gobierno de los pueblos y que las violaciones sean el resultado de la
barbarie denigrante y baja moral del hombre en éste instante.
Pero lo más grave, lo que muchos ignoran, es que
los demonios de carne y hueso que habitan quizá al lado de alguno de ustedes,
son los causantes de toda ésta tragedia, de todos estos dolores de parto. Más
que lobos con piel de oveja, los demonios de éste instante, se encuentran
mezclados entre el trigo y la cizaña y han sido creados por la mente y el
corazón endurecido del hombre, a causa de su voluntario alejamiento de la
Voluntad Divina y de Mi Madre.
Pero Dios no es indiferente y envía a la Reina y Madre de los últimos tiempos,
en auxilio de su pueblo: Mi Madre es la
Reina y Madre de los últimos tiempos, no así del fin del mundo. No teman
que Mi Madre se encuentra con ustedes y les custodia. Sean cumplidores de
Nuestra Voluntad Divina, la que les llama a la salvación. Acérquense a Mí en la
Eucaristía e invóquenme constantemente, sean perseverantes, no declinen en la
fe.
No teman (Dice la Virgen), Yo estoy aquí junto a
cada uno de ustedes; permanezco con la humanidad por Voluntad Divina. Adoren a
la Trinidad Sacrosanta, adórenle en
espíritu y en verdad. No es el fin del mundo, son los últimos tiempos de ésta generación. Oren hijos míos, oren
por la humanidad. Yo soy su Madre y he sido encomendada por Mi Hijo para
guiarles, para que ustedes se acerquen a Mí y retornemos la tierra al Creador,
así como el Creador la entregó al hombre, en éste mismo estado. Ésta generación
debe ser purificada ante su rebeldía
sin límites con la que se dirige hacia Mi Hijo, a todo lo que es de Dios, se ha
entregado al dominio de satanás.
¡Cuántos
falsos profetas han pasado por la tierra dando fechas erradas respecto al fin
del mundo, causando el que en éste
instante, el hombre no crea a mis llamados! Cuando quieran buscar la
sabiduría, no la encontrarán porque está reservada únicamente para quienes
hayan permanecido fieles, se hayan esforzado y acrisolado.
Pueblo mío, les he conducido mediante ésta
“Lectio Divina” para explicarles lo que
se han negado a acoger: Mi Palabra. Yo me revelo a mi pueblo a pesar de la
desobediencia continua a Mi Palabra, para motivarles a la conversión. Mi Madre les llama constantemente porque no desea que
se pierdan más almas.
“Soy
el que Soy”. Explicito Mi Palabra en la
Sagrada Escritura para que ésta generación tome conciencia del camino en que
transita y se disponga a la conversión,
pero ésta generación no atiende a los Llamados Divinos, Los cuestiona, los
desestima y los niega. Ésta generación vive el instante del olvido y sus consecuencias, porque olvidarse de Dios, alejar a Dios de la
vida, ir contra la Ley de Dios, desacatar la Voluntad de Dios, causar mal al
hermano, no practicar la caridad, la verdad, los Mandamientos y los
Sacramentos, es ir contra Dios.
Les llamo a reconocerse como pecadores, a
mantenerse en estado de gracia, a cumplir con los Sacramentos, pero se niegan a
ello con soberbia, todo es motivo de
burla para ésta generación. Les
menciono los Mandamientos y no saben ni
siquiera de qué le hablo, ignoran la Bienaventuranzas y lo único que reina es
ésta generación es el egoísmo.
La falta de espiritualidad es producto del rechazo del hombre a la presencia de Dios en la vida. Al
alejarse del Amor Divino, el hombre se ha debilitado espiritualmente; al no
abrir la mente y el corazón a los Llamados Divinos, la humanidad vive las
consecuencias. A pesar de ser una generación
con grandes adelantos, ignoró el
cumplimiento de las profecías sobre
las que se les había alertado, retrasando el avance espiritual, indispensable
en todo lo cotidiano como parte importantísima para que el hombre, como
creatura humana, reprodujera el bien que existe dentro de él. Si los altos
jerarcas del mundo hablaran a ésta generación con la verdad ¡Cuántos de los descarriados decidirían convertirse!, pero
no son tratados con la verdad, son
engañados.
A pesar de esto, la Trinidad Sacrosanta no ha cesado de llamar a su pueblo a la conversión y por medio de las Revelaciones, en todos los tiempos ha
plasmado sus deseos inculcando que la humanidad debe salvarse, no por temor,
sino con conocimiento de causa, para prevenir un futuro de calamidades. Sin
embargo, no ha sido posible que La humanidad tome conciencia y en éste
instante, ésta generación vive el resultado de la desobediencia y sublevación
contra Dios:
Las fuerzas satánicas se han encargado de desviarlos, de confundirlos,
desmintiendo las profecías para que se inclinen más, no hacia la venida del
Salvador por segunda vez, sino del fin del mundo y engañados, recibirán al
anticristo. Por ello, Jesús Nuestro
Señor dice: No atiendan a cuantos le anuncian el fin del mundo, atiendan a Mi
Palabra que es vida eterna que les llama a la conversión ante la purificación de ésta generación y ante mi
segunda venida, lo cual no deben temer sino ansiar voluntariamente, si en
verdad me aman.
Esta generación debe ser purificada hasta sus cimientos por la gran desviación en que
permanece, por el liberalismo desenfrenado, por la irrealidad, por la mentira,
por la inmoralidad y la falta de Amor al preciado don de la vida, porque ha satanizado todo lo sacro y ha acogido a
satanás como su Dios.
El libre albedrío ha mantenido a las generaciones
en constantes purificaciones a raíz del abuso causado por la creatura humana en
contra de Dios y de cuanto fue creado para auxiliar al hombre; la culpa del
hombre, hijo de Dios, es el mal uso de
la libertad humana. Como hijos de Dios deben concientizarse de que Dios
es Dios y la creatura humana, creatura es
y debe situarse en el lugar que le corresponde al ser hijos de Dios.
¡Cuánto desconocimiento del hombre hacia su Dios y Señor!, pero es que en estos
momentos, los hombres no razonan, sino que únicamente, actúan manipulados por
el impulso del instante. La humanidad
sin Dios, es el mayor botín para el mal.
Jesús vino por los pobres, por los humildes, por
los pecadores, porque al humilde le
llega la palabra y en él germina, en cambio, el soberbio la destruye con sus
cuestionamientos, con sus miles y miles de preguntas, con sus caprichos.
Esta generación debe ser purificada para que trascienda espiritualmente y se eleve
manteniendo a Mi Hijo latente y permanente dentro de su ser y logre mantenerse
como el Resto Santo que saldrá
triunfante ante los embates y persecuciones venideras.
Cuando el mal tome el Trono de Pedro, la iglesia se estremecerá, los débiles y los tibios huirán de
ella aferrándose al que le ofrece seguridad y bienestar. Pero ustedes, Resto Santo, no titubeen que Mi Hijo ya
les redimió y no les desamparará y si es necesario, vendrá con el Maná del Cielo, el Maná espiritual y el Maná material.
No teman a aquellos que con palabras ostentosas y gran elocuencia,
pronostican sin ningún fundamento espiritual, el fin del mundo. EL HOMBRE NO DEBE TEMER SINO DISPONERSE.
Acontecerán tribulaciones, ya la tierra gime por el pecado de las generaciones
y de ella brotará el agua que buscará a la tierra, transformando la geografía
de la misma. Cada uno de ustedes va a
padecer, vivir, mirar y ser parte de la gran purificación de la humanidad.
¡Ay de aquellos que se
han mofado de Mi Palabra que he traído a ustedes acatando la orden de la Trinidad Sacrosanta!
¡Ay de aquellos que con corazón de piedra, mente y
ojos oscurecidos, sin amor, desprecian y despedazan los llamados de Mi Hijo
hacia una humanidad perversa y pecadora que no desea levantarse del fango en
donde se encuentra sumergida en éste instante!
¡No es el fin de la humanidad, del mundo, sino el exterminio de ésta
generación que no se ama a sí
misma, que no se respeta a sí misma, que no se tolera así misma, que se
autodestruye así misma, que así misma, condescendientemente, desobedece a Mis Revelaciones, a las ya cumplidas, a las que se están cumpliendo y a
las que están por cumplirse.
El anticristo se encuentra en el mundo y
solapadamente examina el escenario en el que se mueven los hombres, articulando
cuanto es necesario para que el caos se generalice. Su aparición será tomada
por mi pueblo como un acto de salvación en medio del padecer por causa del
terrorismo, de la guerra, de las contiendas, de la hambruna. Ante la economía
caída, la hambruna será reflejo del hombre que deja de ser hombre, luchando por
la sobrevivencia.