MARÍA LA LLENA DE GRACIA
TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO
Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen María y San
Miguel Arcángel
Se dirigen a la humanidad:
Me
adoraron los sencillos de corazón, aquellos que sin mayor conocimiento, por ser
el Hombre – Dios, me amaron en sus
corazones. Los eruditos razonaron y no creyéndome Rey por ser humilde, se alejaron de Mí; algunos de ellos, tiempo
después regresaron al tener frente a ellos, milagros que no podían explicar y
sabiduría que ellos no poseían.
Quienes
me adoraron fueron los que estaban bien dispuestos, aunque eran pecadores y
algunos, en demasía. Yo les transformé a causa de su buena disposición; otros
tuvieron la consciencia de Mi Realeza mientras que algunos que llegaron por curiosidad, fueron
cautivados ante Mi Divinidad y no se separaron más de Mí. En el caminar se
adhirieron a Mí, siendo todos ellos, almas
de fe que no se separaron más.
Éstas almas, necesarias en Mi
transitar y en el de Mis profetas, son las que no se bajan de la barca pues
representan el soporte y la vela de la misma para alivianar los embates de las tormentas.
Ustedes en cambio, en estos instantes, se abaten por pequeñas pruebas, pierden
la fuerza, el pensamiento les arrebata la paz y les impide acudir a Mí, se
agobian ante cualquier situación y no oran a causa de la amargura que llevan en
el interior, Mis palabras no las pueden escuchar porque cierran sus oídos ante
las circunstancias dolorosas.
Quien
supera las pruebas con fe y amor es lleno del ESPÍRITU SANTO y éstas, serán la gran bendición de sus vidas. Al
final, las pruebas dan como resultado una mayor fe y una gran paciencia, siendo
la paciencia la gran compañera para que la humildad supere los juicios que los
hombres acostumbran hacer a la ligera.
¡No tambaleen perdiendo instantes
preciosos en la vida tratando de resolver el futuro si éste aún no ha llegado!
Bien
conocen los acontecimientos que se han precipitado hacia el hombre, por lo que
deben prepararse espiritualmente para que lo venidero, no los encuentre
dormidos sino en alerta. No deseo hijos cabizbajos ante los anuncios de lo
venidero, sino llenos de fe, que no
teman porque saben que si Yo estoy con
ustedes, nada les tocará:
Del cielo caerá fuego ante el hombre que ha endiosado el dinero
perdiendo la sensibilidad y los sentimientos; la calamidad se iniciará una mañana
en la que el hombre se sentirá enloquecer cuando el metal se derrita como cera
al fuego, el poderoso se convierta en mendigo y el poder de la fe sostenga al
humilde.
Les azotan las pestes nacidas en laboratorios de los que
dominan al mundo, aun así, no se turben, Mi Casa les librará de los dardos venenosos del mal,
permanezcan en Mis Mandatos y en el amor hacia Mí.
Las enfermedades enviadas a la humanidad por la ciencia
mal empleada, son repentinas y desconocidas, se
propagan con rapidez y cuando lleguen a ser dadas a conocer por los medios de salud al no poder ocultarlas
más, será cuanto Mi Madre les ha Revelado para algunas enfermedades, lo que las
detendrá.
Mi Madre es el miembro santo de Mi iglesia, es Ella la
llena de Gracia y el ejemplo para todos Mis hijos, de entrega incondicional,
así como de fe y caridad absolutas.
Soy Madre de la humanidad y acojo todas las oraciones y
peticiones que me dirigen y las llevo ante el Trono Trinitario como hija
predilecta de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Templo del Espíritu Santo. ¡Invóquenme
con fe diciendo: ¡Ave María Purísima sin pecado concebida! y como un grano de
mostaza, todo será alejado de ustedes y de sus familias.
Hijos Míos,
Satanás os quiere destruir, os quiere arrebatar bruscamente de las manos de
Dios; legiones de demonios han sido soltados de las profundidades del infierno
para engañar, seducir y son muchos los que han caído en sus mentiras:
Son
muchas las almas que ha roto su amistad con Dios, que han perdido el asombro
´por los misterios del Cielo, que acomodan los mandatos del Señor de acuerdo
con sus intereses mezquinos, que desprecian las manifestaciones del Espíritu
Santo, que cierran sus oídos y su corazón a los Lamentos Divinos del final de
los tiempos que llaman a la humanidad a la conversión, Lamentos que alertan del
gran castigo que sobrevendrá al mundo entero, que llaman a la reparación, a la
mortificación y a la penitencia, Lamentos que os avisan de una lluvia de fuego que purificará la
tierra que volverá al orden primero de su creación, Lamentos salidos del Cielo
para ver si la humanidad entera vuelve sus ojos al Señor, Lamentos que os
anuncian signos y señales que os
precederán en éste tiempo final.
Soy María, Madre de la humanidad, la que os preparará para el triunfo de Mi
Inmaculado Corazón como apóstoles de los últimos tiempos, la que todos amarán al ser reconocida como el
molde perfecto del Altísimo y ser acogida como la Madre del Salvador y Madre de
todos los hombres. El mundo nuevo se sentirá sobrecogido ante Mi Presencia y
aceptará que a través de Mí, les vino la salvación, se dejará guiar por Mis
enseñanzas y comprenderán que Soy el Camino seguro de encuentro con Jesús,
crecerá en santidad a una velocidad vertiginosa porque imitarán Mis Virtudes y sabrán que María congregó
al Resto Fiel, la Iglesia Remanente, en su Inmaculado Corazón.