Jesús Nuestro Señor y María Nuestra Madre se dirigen a la humanidad:
Ante el Sacramento Eucarístico toda rodilla se inclina
adorando lo más grande de la cristiandad; aquellos que se llamen a sí mismo
cristianos y no se acerquen a Mi Hijo,
no son verdaderos, como tampoco lo son quienes sirven en diferentes grupos
dentro de la iglesia y caminan amparados en ideologías humanas, porque Mi Hijo
no es una ideología: Es Camino, Verdad y Vida.
LA CARNE DEBILIDAD HUMANA:
La misión del cristiano es corredimir, es decir,
completar lo que falta a la pasión de Mi Hijo… Es fácil llamarse cristiano a sí
mismo mientras no llegue la aflicción, porque cuando son tocados por el dolor,
solicitan desesperadamente que ésta se aleje aun sabiendo que es redención… Esto
ocurre en la mayoría.
LAS BATALLAS DE CADA INSTANTE NO PUEDEN SER VENCIDAS SIN MI HIJO…
¡SOLICÍTENLE LA GRACIA DE RECIBIRLE DIGNAMENTE EN EL SACRAMENTO EUCARÍSTICO!
Recíbanme en Mi Cuerpo y en Mi Sangre en la Eucaristía como si fuera la primera vez,
aliméntense de Mí para que la fe no decaiga y la fuerza espiritual se mantenga
constantemente en ustedes al recibirme; cuando frente a Mí y de corazón, con
firme propósito de enmienda, piden perdón por sus pecados, les miro, repito, como si fuera la primera vez… Así de
grande es Mi Amor por ustedes pueblo
Mío.
Cada uno de ustedes debe ser el que tome la Sangre
Bendita y Divina comprometiéndose a ser el custodio de tan grande Milagro de Amor;
la Sangre Divina no se derramó sin dar frutos para la Vida Eterna… El pan de
cada día del cristiano es el Pan Eucarístico para fortaleza del espíritu, pero
a la vez, del cuerpo.
¡OREN POR EL PUEBLO SACERDOTAL!
Bendigo las manos que adoran y en una profunda acción de
gracias, elevan el Pan y el Vino y permiten que sea Mi Hijo el que se
transubstancie en el Cuerpo y la Sangre Divinas; Bendigo a Mis Predilectos que
no buscan honores ni distinciones humanas sino vivir en la Voluntad de Mi Hijo
y cumplir a plenitud su consagración, a quienes se dan a su pueblo sin
descanso, a los que predican la Verdad a tiempo y a destiempo y a los que sin
tener en cuenta el tiempo, acuden presurosos al servicio de las almas.
¡Con toda el alma reverencien al Señor y tengan veneración por sus
sacerdotes!
Oren por ellos para que sean una Donación total hacia su
rebaño, para que no permanezcan dormidos cuando las criaturas humanas los
necesitan. Algunos de Mis consagrados niegan el cumplimiento de los
acontecimientos venideros al olvidar que Me entregaron la vida y su
consagración… Me es muy doloroso escuchar a algunos de ellos negar a Mi Madre,
negar el Aviso, negar la purificación, negar al anticristo y negar otros
eventos por los que la humanidad deberá ser purificada del mal que arrastra:
¡LA CRUZ DE MI HIJO ES VICTORIA SOBRE EL MAL Y SOBRE LA MUERTE MISMA,
CONTIENE LOS PECADOS DE TODAS LAS CRIATURAS HUMANAS, POR LO QUE SU PESO ES
COMPARTIDO POR TODA LA HUMANIDAD!
Los seres humanos crearon dioses ajenos, falsos ídolos y
se dedicaron a acumular riquezas para que el corazón humano se apartara del
Dios Vivo y Verdadero; se ha perdido el valor de la Grandeza, la Bendición y la
Solemnidad con que Mis hijos Predilectos deberían realizar ésta Entrega de Mi
Hijo en la Mesa Eucarística donde el Gran Milagro de Amor Divino se da… El
Cuerpo y la Sangre de Mi Hijo que se hacen presentes para alimento de su
pueblo. La Eucaristía es mirada con desprecio, es recibida sin la preparación
ni la consciencia de que una Eucaristía recibida en pecado mortal, forja la
propia condenación de la criatura si ésta se mantiene en su sano juicio… ¡Cuánto se dolerán en los instantes
venideros las criaturas humanas que desprecien la Eucaristía!
¡EL HOMBRE DECRECIÓ Y DECRECERÁ MÁS!
Cuán diferente es éste instante de ésta generación a lo
que la Voluntad Divina desea para los suyos; el vivir santa y justamente como
lo dictan los Mandamientos es asunto del pasado en el cotidiano vivir de los
seres humanos; la acción de Gracias hacia Dios por cada regalo que reciben es
también cuestión del pasado y en éste instante, hasta motivo de vergüenza para
algunos: ¡Cuánto mal, pecado y miseria
miro por la tierra y cuánta dificultad para lograr la unidad de los Míos!...
¡Cuántas luchas por los mejores puestos y por lograr los más reconocidos
lugares en instantes en que la fraternidad y la unidad Me atraen!
¡TODO ES MÍO, NADA ES DE LA CRIATURA HUMANA,
TODOS LABORAN PARA MI REINO!
¿PORQUÉ ENTONCES TANTAS RIVALIDADES?
¿HACIA DÓNDE SE ENRUMBAN EN MEDIO DE CONTINUAS LUCHAS, DE BATALLAS Y DE
TANTA GUERRA?
¡Respétense
los unos hacia los otros, ninguno labra un futuro seguro si no es por Mi
Palabra y en Mi Camino!... ¡Les convoco a participar de Mi Unidad, quien camina
separado va hacia el abismo!
¡Cuántos vientos asechan a ésta humanidad, de guerra, de
odio, de peste, de carestía, de sinsabores, de muerte, de…! Pero estos vientos no son enviados por Mi
Hijo, son los que la misma humanidad genera por su ignorancia, por su falta de
amor, por su propia maldad… propia maldad porque Mi Hijo no la colocó en el
hombre, sino porque al ser despreciado por éste, el mal tomó su lugar dominando al hombre. Como Madre del verbo, en
Mi Vientre albergo a cada una de las criaturas humanas y derramo lágrimas de
sangre por quienes caminan separados, despreciando Mi Maternidad, pero sobre
todo, el Amor de Mi Hijo.
¡USTEDES DECIDEN, PERDERSE O SALVARSE!... ¡ESTÁN DESTINADOS A LA SALVACIÓN,
PERO EL LIBRE ALBEDRÍO ELIGE SU CRUZ!
Me mantengo frente a ustedes esperando que Me den la mano
para guiarlos… Alejen las discordias, saquen de sus corazones el odio, el
rencor, la incomprensión, la intolerancia; luchen contra el yo humano,
derríbenlo y en su lugar, hagan que reine el Amor Divino.