CUMPLIMIENTO DE PROFECÍAS

 CUMPLIMIENTO DE PROFECÍAS




PROXIMIDAD DE LA HORA FINAL

 

La Santísima Virgen María, Madre de la humanidad habla a sus hijos:

 

Hijos Míos: El final de los tiempos va precedido por algunos signos que muestran palpablemente la Parusía o advenimiento Glorioso de Jesucristo, como los fenómenos extraordinarios que aparecerán en el firmamento que muestra a Dios como infinito y os lleva a evocar las moradas que el Padre Eterno, os tiene preparadas.

 

Tantas veces me he aparecido, tantas veces se han dado manifestaciones sobrenaturales y la humanidad entera no ha querido despertar, no ha sabido leer los signos y señales que acompañan el final de los tiempos; signos en los que el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes que llegue el día grande y patente del Señor (Hechos 2,20) “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, a cuya vista todos los pueblos prorrumpirán en llantos y lo verán venir sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad” (Mateo 24,30)

 

¿Qué más signos queréis ver? Fenómenos que os muestran que Dios existe, que os deben llevar a una conversión perfecta, que son voz de alerta para que cambiéis de vida y os acerquéis al Señor, que son anuncios para la segunda venida de Jesús, que os demuestran que la Eternidad es una realidad a la que tarde o temprano, tendréis que enfrentar.

 

Son muchos los mensajes que hablan del final de los tiempos guardados en las gavetas oxidadas del corazón, olvidados, empolvados, cuestionados por algunos teólogos que aducen que el Señor es solo misericordia, bondad infinita, que todo lo perdona; mensajes dados a verdaderos profetas que no son creíbles cuando se menciona el castigo que le espera a la humanidad si no se convierte, que ni siquiera son discernidos, son rechazados inmediatamente.

 

Hijos amados, María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, tiene una gran tarea, una gran misión otorgada por el Cielo: Despertaros  de vuestro sueño letargo y de vuestro adormilamiento espiritual porque os ha llegado la hora, todo lo que está escrito tendrá que cumplirse. Os quiero formar como discípulos aventajados en Sabiduría Divina y Santidad, os quiero preparar con Mis lecciones de amor, quiero que toméis conciencia que la hora para la segunda venida de Jesús, se os aproxima.

 

Aceptad que estáis en los umbrales de la Nueva Jerusalén, pero antes que veáis Cielos nuevos, Tierra nueva, muchos sucesos habrán de acontecer. Las Profecías de las Sagradas Escrituras tendrán que cumplirse literalmente, eventos de gran magnitud están por sobrevenir al mundo entero, aún los más justos, tendrán que enfrentarse a la gran prueba.

Signos descritos en la Sagrada Biblia que muestran claramente que estáis en el final de los tiempos, que os habrán de llevar a una conversión perfecta, transformadora y os harán sentir la proximidad de los hechos, son mal interpretados por muchos teólogos modernos y solo son aceptados y entendidos por las almas que tienen corazón de niño, siendo éstos signos la clara respuesta que os muestra la pronta llegada del Mesías.

 

El primer signo es la gran apostasía que lleva a los hombres a salirse de la doctrina verdadera, a caminar en tinieblas, a dar culto a satanás, a rechazar los dogmas de nuestra iglesia, a cuestionar las Sagradas Escrituras y el Magisterio, a negar la existencia de los ángeles, del purgatorio y del infierno, a negar la Real Presencia de Jesús en la Eucaristía, la que es tomada como una simple cena en la que se recuerda al Señor en un jueves santo. Apostasía que prolifera el ateísmo, la masonería, que promueve el movimiento de la nueva era salida de las profundidades del averno dirigido por satanás.

 

Hijitos Míos: Pedid la asistencia del ESPÍRITU SANTO porque muchas almas yacen en el error, han caído en el abismo de la mentira, se ha salido de las fuentes fidedignas. La gran apostasía está  acabando con el Ministerio de muchos de Mis hijos Predilectos que se atreven a decir  que la Biblia contiene errores históricos, que aducen que los Sacramentos son meros símbolos, que ha perdido la definición de lo que es el pecado, que niegan la Resurrección de Cristo.

 

¡No os dejéis confundir! Rechazad el error provenga de quien provenga, permaneced fieles a la doctrina verdadera de las Sagradas Escrituras, ¡del Catecismo y del Magisterio de la iglesia! “Y aparecerá un gran número de falsos profetas que pervertirán a mucha gente” (Mateo 24,11).

 

Las guerras, desastres y tribulaciones es otra señal que caracteriza el final de los tiempos, habrá grandes terremotos en el mundo que aumentarán la actividad volcánica. Fuera de la plaga del Sida, primera del apocalipsis, vendrán otras más que causarán la muerte, porque difícilmente se hallará la cura. Gran parte del agua potable se contaminará, las inundaciones, los tornados y huracanes, aumentarán.

 

La persecución sangrienta contra los que son fieles a Jesús y a su Evangelio, es el tercer signo que evidencia que estáis en el final delos tiempos: “En aquél tiempo seréis entregados a los magistrados para ser puestos en los tormentos y os darán muerte  y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de Mi Nombre, por ser discípulos Míos” (Mateo 24,9), discípulos que no caminan tras las directrices del mundo sino bajo los preceptos del Evangelio, que imitan las virtudes del Maestro, que alegremente llevan sobre sus hombros la cruz a cuestas, que se consideran peregrinos que van en busca de la Patria  Celestial, que tienen aroma de Santidad y los lleva a repudiar las cosas del mundo, a detestar el pecado, a   anunciar  y a denunciar, a vivir la sana doctrina que jamás podrá ser cambiada; doctrina clara que vaya en perfecta coherencia con la doctrina predicada por Jesús, que choca con las corrientes del modernismo, aferrada a la tradición, que los lleva a ser incomprendidos, repudiados por una sociedad depravada que no compagina con las enseñanzas de Jesús, enseñanzas según ellos, obsoletas, incompatibles con el progreso y adelanto del mundo.

 

¡María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos os alerta!, os avisa de los acontecimientos para que volváis al Señor, para que hagáis reparación por vuestros pecados y los pecados del mundo entero. Permaneced arropados bajo los pliegues de Mi Sagrado Manto, porque habrá guerras que llevarán a la enemistad de pueblos contra pueblos,  que causarán dolor y grandes sufrimientos. Haced penitencia e intensificad la oración porque la humanidad está al borde de una tercera guerra mundial.

 

Éste es Mi llamado, sois libres en elegir, os ha llegado la hora de decidir cuál es el camino que debéis andar: El camino del bien o el camino del mal, el camino angosto que os lleva al Cielo o el camino espacioso que os lleva al infierno. No pretendo inquietaros, solo os advierto para cuando os  llegue el momento, no os sorprenda desprevenido.

 

Entiendo que hay proliferación de mensajes de dudosa procedencia que llevan a la confusión, a la pérdida de fe, que no han sido dados por el Cielo, han sido creados, imaginados, mensajes de seudo-videntes que ya han sido leídos o escuchados. “Ay de los profetas insensatos que siguen su propio espíritu y no ven nada” (Ezequiel 13,3). “Vanas son las visiones que ellos tienen y embustes sus adivinaciones cuando dicen: El Señor ha dicho, siendo así que no son enviados del Señor y persisten en asegurar aquello que han anunciado” (Ezequiel 13,6). ¡Discernid bajo la luz del ESPÍRITU SANTO, ESPÍRITU QUE SOPLA Y ACTÚA EN ESTE FINAL DELOS TIEMPOS! ¡Pedid que se os muestren las verdaderas manifestaciones e intervenciones de Dios!

 

Hijos amados: Como Maestra que Soy de cada uno de vosotros, me encuentro en la necesidad de daros éstas lecciones del Cielo porque es importante que os preparéis al pronto regreso del Señor. No quiero        que ante su llegada, seáis sorprendidos dormidos y sin aceite en  vuestras lámparas. Por la premura del tiempo, debéis dejar las vacilaciones,  los titubeos; cortad con todo lo que sea pecado y reparad porque la justicia de Dios, pronto se dejará ver y sentir.

 

Satanás os hace dudar, os hace posponer vuestra conversión, os presenta modelos de vida relajada, os sumerge en la oscuridad, tapa vuestros oídos para que no escuchéis Mi Voz, endurece vuestro corazón haciéndoos renuentes, apáticos; sutilmente os pone trampas, ¡busca vuestra condenación! ¡No destruyáis vuestra vida en el pecado…Si no os convertís, preparaos para el sufrimiento, ¡vuestros dolores serán mayores que el dolor de los justos!